La incidencia del COVID-19 en mujeres y hombres es diferente. El 56% de casos confirmados son mujeres y el 44%, hombres. Del total de víctimas mortales, un 58% son hombres y un 42% son mujeres .
Según estos datos, parece que las mujeres se contagian más de la enfermedad y sin embargo, los que fallecen son los hombres, de acuerdo con la información recopilada por ONU Mujeres y la OMS, que es concluyente y convergente con la presentada por el Ministerio de Sanidad en su actualización nº 97.
Hay datos que muestran que esto puede ser debido al tabaquismo en los hombres y a una alta exposición al virus por parte de las mujeres a causa de su amplia presencia en el ámbito social y sanitario, y a su mayor trabajo y dedicación a las tareas de cuidado.
A nivel estatal, las mujeres representan el 66% del personal sanitario, y el 84% del personal de residencias para mayores y personas dependientes . Es decir, están en primera línea de atención y, por tanto, de exposición al virus.
Un informe del Instituto Carlos III, muestra que de los más de 30.000 casos de infección por coronavirus entre el personal sanitario y notificados hasta el pasado 4 de mayo, 7.482 (24,95%) corresponden a hombres y 23.178 a mujeres (77,26%) .
Si nos vamos a algunas de las actividades declaradas como esenciales (limpieza, personal de servicios sociales, y personal de supermercados, por nombrar algunas de ellas) vemos también que la gran mayoría son mujeres.
En el ámbito privado, el trabajo doméstico y de cuidados recae también fundamentalmente en manos de las mujeres. En España, ellas realizan el 70% de las tareas de cuidado según recoge el Instituto de la Mujer en su informe sobre perspectiva de género y COVID-19
A la falta de corresponsabilidad real en las familias hay que sumarle el cierre de colegios y el teletrabajo adoptado para algunos puestos de trabajo durante la pandemia. Esta medida que en ocasiones favorece la conciliación, en otras como esta del confinamiento donde hay familias con hijos e hijas en casa o con personas mayores o dependientes a cargo, puede conllevar un peso mayor para las mujeres.
Mención especial requieren las familias monoparentales, que en España, en un 70% están encabezadas por mujeres.
La realidad de los cuidados, tanto dentro como fuera del ámbito doméstico, muestra que mayoritariamente recaen sobre las mujeres y en momentos de pandemia, tal y como registran datos de pandemias anteriores , afecta a su incidencia en las mujeres.
Con los virus del Ébola y el Zika, se vio que después de la pandemia, los hombres se recuperaban antes y mejor que las mujeres a nivel económico, de participación social y de salud.
Tras ambas pandemias se reveló como imprescindible incluir la perspectiva de género no sólo en la investigación sobre el origen y desarrollo de la enfermedad (síntomas, inmunología, muertes, tratamientos, etc.) sino también en relación con su impacto diferencial entre mujeres y hombres en todos los ámbitos de la vida y por tanto, en las medidas a llevar a cabo para salir de la crisis que se ocasiona.
Estas investigaciones realizadas desde la perspectiva de género, proporcionan información válida para poder responder de manera adaptada a dicha situación diferencial de mujeres y hombres, y no generar más exclusión y discriminación hacia éstas.